Dando
paso a las dos obras definitivas, comenzaré analizando los pasos y el estudio
realizado para el primer cuadro.
El cuadro
sería realizado en tabla con bastidor de 100x81 cm imprimado y la técnica
pictórica sería el óleo.
Este tenía que estar basado en alguno de los modelos de clase, no hubo problema al elegir la pose, ya que me había centrado en el estudio del chico sentado en un aspecto pensativo.
Siguiendo este simbolismo, me resultaba interesante la idea de crear diferentes atmósferas, la figura masculina reflexiva y melancólica ante la huida de alguien querido.
Con este
planteamiento comencé a investigar las posibles composiciones y como sacarle
más partido a la carga simbólica de la obra. La decisión fue clara, la “historia”
se vería en tres niveles diferentes; en primer lugar todo sucedería dentro de
un encuadre circular en forma de ramas y hojas que cerrarían la composición
interna. En segundo nivel, la figura masculina aparece en la izquierda y por
último en un tercer nivel, la cueva con una silueta humana perdiéndose a lo
lejos.
Estos
tres niveles de profundidad en la obra están relacionados y organizados entre
sí cumpliendo con la ley compositiva de los tercios.
A nivel de ritmos y direcciones, la composición está
totalmente estructurada y estudiada. El primer encuadre circular ya ayuda a que
el espectador recorra con la vista todo lo representado en su interior, llevándote
al chico que con su posición, dirección de la pierna y curvatura de la cadera,
te sube por el camino hasta la silueta que desemboca en las grietas de la
cueva, las cuales te dirigen a las ramas ovaladas del principio.Comenzando con el estudio de la luz y las sombras, se detecta rápidamente que el foco de atención luminosa se encuentra en la cueva y esto repercute en la anatomía del hombre, dejando a su espalda un ambiente más lúgubre y siniestro. Es importante destacar como el estudio de la luz en esta obra carga aun más el significado viviente en ella.
A partir
de aquí el estudio se la obra se centraría en el color y la pincelada. Me
interesaba darle algunos rasgos impresionistas, ya que la potencia de colores
varios en distintas pinceladas me resultaban enriquecedores para la obra.
Tengo que
mencionar un contratiempo ocurrido en este paso. A pesar de meter diferentes
tonalidades, a la vista el cuadro me resultaba demasiado pobre. Es cierto que
personalmente me gusta jugar con contrastes para darle fuerza a las obras, pero
este no debía ser el caso. Delimité ambas figuras humanas con una amplia
pincelada del color complementario del fondo, en estos casos fueron rojo y
naranja. Obviamente quedó totalmente desencajado de la idea e intención
primaria. Decidí eliminarlo de inmediato. La solución fue fácil y con un
resultado sorprendente. Con un pincel ancho bien húmedo desenfoqué esas líneas
tan marcadas, para mi sorpresa obtuve el resultado deseado; los colores se
fundieron a forma de veladuras dando la armonía y vitalidad cromática que extrañaba.
Actualmente
le queda dar los últimos retoques y detalles más cuidadosos. El próximo día
subiré una entrada con el acabado final de la obra. Espero que sea de vuestro
agrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario